¿Cómo se manifiesta el abandono emocional en adultos?

8 de octubre de 2025

El abandono emocional puede dejar huellas profundas en la manera en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás. Generalmente, tiene su origen en la infancia, cuando las necesidades emocionales no fueron atendidas de manera adecuada y constante por parte de las figuras de cuidado. Aunque muchas veces no se trata de una negligencia evidente o extrema, sus efectos suelen aparecer más adelante en la vida adulta, interfiriendo con el desarrollo personal, las relaciones interpersonales y el bienestar emocional.

¿Qué se considera abandono emocional?

Cuando hablamos de abandono emocional, es común imaginar escenarios de desatención severa, donde el niño no recibe el cuidado básico ni el afecto necesario. Sin embargo, el abandono emocional puede presentarse de maneras más sutiles y cotidianas, que no siempre son reconocidas como tal, pero que generan un impacto significativo.

Durante la infancia, solemos normalizar la dinámica familiar en la que crecemos, incluso si esta no cubre nuestras necesidades emocionales. Esto puede dificultar que, ya en la adultez, reconozcamos que esas experiencias fueron dolorosas o dejaron una huella en nosotros. Tomar conciencia de ello es un paso clave para iniciar un proceso de comprensión y sanación.

Algunos ejemplos de situaciones que pueden constituir abandono emocional son:

  • Críticas continuas hacia el niño.
  • Muestras de afecto ambivalentes, dependientes del estado de ánimo del cuidador.
  • Ausencia de refuerzos positivos o reconocimiento.
  • Castigos injustificados o excesivos.
  • Falta de respuesta ante las demandas emocionales del niño.
  • Comparaciones constantes con otros niños.
  • Desprotección en momentos de dificultad emocional.

¿Qué formas de expresión pueden darse ante abandono emocional en adultos?

Las experiencias de abandono emocional en la infancia no desaparecen con el paso del tiempo; suelen transformarse en patrones de pensamiento, conducta y relación que se manifiestan en la vida adulta. Estas huellas emocionales afectan tanto la manera en que la persona se percibe a sí misma como la forma en que se vincula con los demás.

Algunas de las manifestaciones más frecuentes son:

  • Desconfianza en los vínculos: aparece la sensación de que los demás no serán capaces de sostener la relación, lo que puede generar miedo al abandono, dificultad para abrirse o tendencia a mantener cierta distancia emocional.
  • Perfeccionismo: surge la necesidad de hacer todo de manera impecable para evitar críticas o ganar aceptación. Esta exigencia interna suele ir acompañada de una fuerte autocrítica y de la dificultad para reconocer los propios logros.
  • Búsqueda constante de aprobación: se desarrolla una dependencia hacia la validación externa, con la creencia de que el valor personal depende de la opinión de los demás.
  • Hipersen­sibilidad a la crítica: incluso observaciones leves pueden vivirse como un ataque, lo que genera ansiedad o malestar desproporcionado.
  • Baja autoestima: la persona puede sentirse insuficiente, poco valiosa o incapaz de alcanzar lo que se propone, aunque en la práctica logre muchos objetivos.
  • Dificultad para expresar emociones: existe miedo a mostrar vulnerabilidad por temor al rechazo o a la incomprensión, lo que lleva a reprimir sentimientos o a desconectarse de ellos.
  • Problemas para pedir ayuda: en ocasiones se tiende a la autosuficiencia extrema, como si depender de alguien fuera un signo de debilidad; en otros casos, se manifiesta como una dependencia excesiva hacia los demás en busca de apoyo emocional.

¿Cómo cambiar estos patrones?

El primer paso para transformar estas dinámicas es tomar conciencia de ellas. Reconocer que ciertos comportamientos o sentimientos tienen su origen en experiencias pasadas permite entender que no son un “fallo personal”, sino una consecuencia de necesidades emocionales no atendidas.

Aunque esas carencias provinieran de un entorno en el que no supieron/pudieron sostenerte adecuadamente, quedarse atrapado en la culpa o el reproche no genera bienestar. Lo verdaderamente importante es enfocarse en lo que puedes hacer hoy para cuidar de ti y construir una relación más sana contigo mismo.

La psicoterapia es una herramienta clave en este proceso. A través de ella, es posible revisar estas heridas, aprender nuevas formas de relacionarte contigo y con los demás, y recuperar la capacidad de vivir con mayor equilibrio y amabilidad. Pedir ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino un acto de valentía y autocuidado que abre la puerta a un cambio profundo y duradero.

¿Por qué nos enamoramos de la persona equivocada?

24 de septiembre de 2025

Nos enamoramos de la persona equivocada cuando nos mantenemos en relaciones que no cubren nuestras necesidades emocionales, donde no hay responsabilidad afectiva o que nos generan malestar, es común preguntarse por qué se repite este patrón. La realidad es que rara vez se trata de una simple casualidad. Detrás suelen estar influyendo factores psicológicos, emocionales e incluso biológicos que determinan la manera en que nos vinculamos.

¿Crees que es casualidad que encuentres a la persona equivocada una y otra vez?

Muchas veces buscamos en nuestras relaciones aquello que sentimos que nos falta: seguridad, reconocimiento, compañía o afecto. En otras ocasiones, la pareja se convierte en un refugio para tapar heridas emocionales que aún no hemos resuelto. Entender cómo funciona el proceso del enamoramiento y qué papel tienen nuestra historia personal y nuestra autoestima puede ayudarnos a identificar por qué repetimos ciertos vínculos.

¿Cómo nos enamoramos?

Nos enamoramos en una etapa inicial en la que confluyen procesos psicológicos, emocionales y bioquímicos. En el cerebro se liberan sustancias como la dopamina, la oxitocina y la serotonina, que intensifican la sensación de euforia, placer y conexión con la otra persona.
A nivel psicológico, el enamoramiento nos impulsa a idealizar al otro, a proyectar nuestras expectativas y deseos, y a buscar puntos de afinidad que refuercen la sensación de “haber encontrado a alguien especial”.
Este proceso es natural, pero también puede hacer que pasemos por alto señales de alerta o minimicemos conductas que, a largo plazo, resultan dañinas.

El papel del apego en nuestras relaciones

El patrón de apego se desarrolla desde la infancia y constituye un modelo interno de cómo entendemos las relaciones.

  • Apego seguro: favorece la confianza, la comunicación abierta y la estabilidad emocional.
  • Apego ansioso: suele llevar a una búsqueda constante de aprobación y miedo al abandono, lo que puede derivar en dependencia emocional.
  • Apego evitativo: implica dificultad para expresar necesidades afectivas, tendencia al distanciamiento y resistencia al compromiso.

Estos estilos no son etiquetas inamovibles, pero conocerlos permite reconocer por qué atraemos o permanecemos en ciertos tipos de relaciones y qué dinámicas estamos repitiendo.

Autoestima y necesidad de validación cuando nos enamoramos 

La autoestima influye de manera directa en nuestras elecciones afectivas y en cómo nos enamoramos.

  • Cuando está fortalecida, permite establecer límites, reconocer el propio valor y construir relaciones basadas en la reciprocidad.
  • Cuando es frágil, aumenta la necesidad de validación externa, lo que puede llevar a aceptar conductas dañinas, a permanecer en relaciones insatisfactorias o a buscar constantemente aprobación.

La necesidad de ser visto, valorado o querido es legítima en todo ser humano. Sin embargo, cuando esa necesidad se convierte en la base de la relación, se generan dinámicas de dependencia que limitan el crecimiento personal y el bienestar emocional.

Romper el ciclo de patrones repetitivos 

El primer paso para transformar la manera en que nos relacionamos es tomar conciencia de los patrones que repetimos y preguntarnos qué función cumplen.

  • ¿Estoy buscando en el otro algo que necesito trabajar en mí?
  • ¿Me aferro a una relación por miedo a la soledad?
  • ¿Estoy priorizando la validación externa sobre mi propio bienestar?

Tomar conciencia de lo que ocurre no siempre trae alivio inmediato, pero sí abre un espacio para comprender qué se repite, por qué sucede y qué necesitamos para no volver a transitarlo de la misma manera.

Repetir patrones de pareja suele ser una experiencia dolorosa. No se trata solo de “elegir mal”, sino de vivir una y otra vez dinámicas que generan daño, sensación de vacío y cuestionamientos sobre uno mismo. Ese dolor merece ser reconocido y atendido con cuidado, sin juicios ni exigencias de “tener que poder con todo”.

El trabajo terapéutico ofrece un espacio para revisar la historia personal, comprender el origen de estos patrones, fortalecer la autoestima y desarrollar recursos que permitan establecer vínculos más sanos. Construir una relación consciente implica aprender a reconocer nuestras necesidades, expresarlas con claridad y relacionarnos desde un lugar de autenticidad, en lugar de desde la carencia.

¿Cómo parar los pensamientos obsesivos? 5 pasos

17 de septiembre de 2025

 Los pensamientos obsesivos son esas ideas que se repiten una y otra vez en la mente, a veces generando ansiedad o malestar. ¿Alguna vez has notado que no puedes dejar de darle vueltas a un pensamiento? ¿O que necesitas revisar algo varias veces para sentirte tranquilo?

Estos pensamientos pueden aparecer en cualquier área de la vida: el trabajo, los estudios, la familia o incluso en decisiones pequeñas del día a día. Todos los tenemos en algún momento, pero cuando se vuelven persistentes o interfieren con la vida diaria, es importante aprender a gestionarlos.

¿Significa que tengo un trastorno?

Tener pensamientos obsesivos no siempre implica la presencia de un trastorno psicológico. Es común que personas con tendencia al perfeccionismo o al control experimenten ideas recurrentes relacionadas con la organización, el orden o la planificación.

Cuando estos pensamientos generan malestar significativo, conducen a rituales repetitivos o interfieren con la vida cotidiana, es recomendable consultar a un profesional de la salud mental.

Un psicólogo puede evaluar la situación, diferenciar entre una tendencia normal y un trastorno, y ofrecer estrategias efectivas para reducir la ansiedad y recuperar el control sobre los pensamientos.

Miedo al fracaso y necesidad de control

Muchas veces, los pensamientos obsesivos se mantienen presentes porque sentimos miedo a equivocarnos o fracasar. Para manejar ese miedo, intentamos “tener todo bajo control”, revisando o planificando cada detalle. Algunos ejemplos sobre esta forma de control:

  • Revisar varias veces tareas o decisiones.
  • Planificar excesivamente.
  • Preocuparse constantemente por lo que podría salir mal.

Aunque estas estrategias dan cierta seguridad, a la larga aumentan la ansiedad y refuerzan los pensamientos obsesivos. Tomar conciencia de ello es un aspecto fundamental porque a veces la persona cree que la mejor forma de afrontar sus dificultades es mediante este tipo de patrones que, a largo plazo son muy perjudiciales y pueden desembocar en otras dificultades como trastornos de ansiedad.

Estrategias para manejar los pensamientos obsesivos

  1. Observa sin juzgar

Intentar eliminar los pensamientos por la fuerza suele hacer que se intensifiquen. En lugar de eso, obsérvalos, evitando engancharte ni reaccionar ante ellos. Esta aceptación reduce la ansiedad asociada.

  1. Enfócate en el momento presente

Aprender a vivir en el presente ayuda a no quedar atrapado en los pensamientos obsesivos. Algunos ejercicios sencillos son:

  • Respirar profundamente y notar cómo entra y sale el aire.
  • Concentrarte en las sensaciones físicas de tu cuerpo.
  • Escuchar los sonidos del entorno sin analizarlos.

Practicar estas técnicas te permite salir de la espiral de pensamientos y centrar tu atención en lo que ocurre ahora.

  1. Reestructura tus pensamientos

Uno de los aspectos más complejos de los pensamientos obsesivos es que no solo se repiten constantemente, sino que la persona tiende a sentir que son reales o contienen algo de verdad. Esto provoca un gran malestar emocional, que a su vez refuerza la importancia que les damos y aumenta la probabilidad de que se intensifiquen.

Algunas preguntas que puedes hacerte para tomar perspectiva y reducir su impacto emocional son:

  • ¿Qué evidencia real tengo de que esto es cierto?
  • ¿Estoy exagerando la amenaza?
  • ¿Qué le diría a un amigo en esta situación?
  1. Distracción consciente

Hacer algo que requiera concentración puede romper la espiral de pensamientos obsesivos:

  • Caminar o hacer ejercicio.
  • Dibujar, escribir o tocar un instrumento.
  • Resolver un rompecabezas o leer un libro interesante.

Es importante que sea una actividad que te resulte atractiva y te distraiga porque de lo contrario, te resultará difícil salir del bucle de pensamiento.

  1. Busca ayuda profesional cuando sea necesario

Si los pensamientos obsesivos generan ansiedad intensa o interfieren con tu vida diaria, la terapia psicológica puede ayudarte con otras estrategias, además de revisar aspectos emocionales que pueden estar enmascarándose a través de estos pensamientos.

Beneficios terapéuticos de la escritura

1 de septiembre de 2025

La escritura, además de ser una forma de expresión, es una herramienta terapéutica que ayuda a una persona a colocar pensamientos, plasmar ideas o expresar sentimientos.

Los momentos de la vida complejos generan distintas emociones y gran cantidad de pensamientos como una respuesta normal, sin embargo, muchas veces en nuestro interior se presentan de forma caótica.

Imagina que tu mente es como un cajón desordenado lleno de pensamientos y sentimientos. Escribir nos ayuda a organizar ese cajón, a darle sentido a lo que estamos experimentando. Es como si estuviéramos sacando todo lo que está dentro y poniéndolo en orden sobre la mesa. Escribir puede dar mayor coherencia a lo que pensamos y sentimos, lo hacemos real, no es un elemento que está en nuestra cabeza, lo ponemos en palabras.

Además, al plasmar nuestras experiencias en papel, podemos visualizar diferentes caminos y encontrar soluciones que antes no éramos capaces de ver. Sin duda se trata de una herramienta poderosa para encontrar claridad, regulación emocional y equilibrio en momentos de turbulencia emocional.

Una de las maravillas de la escritura terapéutica es su accesibilidad. No se necesitan habilidades especiales, solo la voluntad de poner en palabras lo que está en nuestro corazón y mente. Y aunque es útil revisar estos ejercicios con un profesional de la salud mental, la simple práctica de escribir para uno mismo puede tener un impacto poderoso en nuestra parte emocional.

¿Qué beneficios se obtienen mediante los ejercicios de escritura en terapia?

Los ejercicios de escritura permiten a una persona parar y reflexionar, no solamente sobre una situación presente o pasada, también sobre los sentimientos asociados o la percepción que tiene la persona de la situación. Escribir facilita salir de ese “piloto automático” en el que muchas veces vivimos, para ver si hay cosas del pasado que aún me siguen generando malestar emocional o del momento actual.

Mediante la escritura la persona encuentra un momento para estar consigo misma, para pensar y estar en contacto con uno mismo. A través de esta introspección se adquiere un mayor autoconocimiento, y, por ende, se producirá una mejora de la autoestima de la persona. Normalmente cuando los pensamientos y sentimientos solo los vemos de manera interna nos resulta más difícil salir de la visión que estamos tomando en ese momento. Trasladar al papel mediante la escritura los pensamientos y sentimientos que se viven ante una situación hace que la persona los pueda apreciar tomando cierta distancia y a través de una visión más amplia de la situación, favoreciendo así la flexibilidad cognitiva.

¿Cómo aplicar la escritura  terapéutica en la vida cotidiana?

Para comenzar, elige un momento del día en el que puedas estar en un espacio tranquilo, sin interrupciones. No necesitas mucho tiempo: con 10 a 15 minutos es suficiente. La idea es escribir de forma libre, sin preocuparte por la gramática o la coherencia, centrándote en lo que estás sintiendo en ese momento.

Puedes hacerte preguntas como: ¿Qué estoy sintiendo ahora? ¿Dónde lo siento en mi cuerpo? ¿Qué lo provocó? ¿Qué necesito? También puedes utilizar técnicas específicas como el «diario de gratitud» (escribir tres cosas por las que te sientas agradecido), o la «carta sin enviar» (escribirle a alguien sobre una situación que te afectó, sin intención de entregar esa carta). La clave es la constancia y la honestidad contigo mismo. Con el tiempo, verás cómo esta herramienta te ayuda a entenderte mejor, a liberar tensiones y a tomar decisiones más conscientes.

Estos beneficios aportados por la escritura van a favorecer en definitiva la regulación emocional de una persona, puesto que permite que las emociones se canalicen desde otra perspectiva, con mayor apertura y tomando una nueva visión de la situación. En resumen, la escritura terapéutica es una herramienta muy valiosa que nos permite navegar por las aguas turbulentas de nuestras emociones con mayor claridad y resiliencia.

Adolescencia en el sistema familiar

29 de agosto de 2025

La adolescencia es un periodo único y complejo a través del que se deja la niñez para dar paso a la edad adulta. No resulta fácil para el propio adolescente por todos los cambios que sufre física, psíquica, social o emocionalmente, pero tampoco lo es para la familia.

Durante este periodo el adolescente tendrá que descubrirse a sí mismo, encontrar su identidad y para ello suele alejarse del entorno familiar en comparación con la relación de la infancia, para centrar más su atención en la socialización con sus iguales. Pese a que todos estos cambios forman parte del desarrollo normal de la adolescencia, las relaciones entre los miembros de la familia con el adolescente van a cambiar, y, por tanto, se puede producir una desregulación del sistema familiar hasta conseguir la adaptación por parte de todos los miembros.

Para recuperar el equilibrio familiar va a resulta muy importante que se reajusten ciertas normas, que se revisen las pautas de comunicación y, en definitiva, que no aparezca resistencia al cambio que se está produciendo.

Para los padres, comprender y aceptar los cambios que experimentan sus hijos puede resultar complejo. Se enfrentan a la incertidumbre de cómo responder a las nuevas necesidades y comportamientos de sus hijos, lo que a veces puede generar sentimientos de desconcierto y frustración. También afectará al propio adolescente, quien sentirá incomprensión y hostilidad por parte del sistema familiar.

Todas estas dificultades que pueden surgir en la relación de los padres con el adolescente pueden ocasionar continuos conflictos y malestar en la dinámica familiar, incluso interfiriendo en la relación de los padres ante posibles desacuerdos.

¿Qué cambios se producen en el cerebro de un adolescente?

 Durante la adolescencia, el cerebro está en proceso de desarrollo y maduración, lo que puede afectar la toma de decisiones, la regulación emocional y la respuesta al estrés. Es importante para los padres ser conscientes de estos cambios y adaptar su enfoque de crianza en consecuencia.

La corteza prefrontal es la parte del cerebro que más tiempo necesita para madurar, es responsable de la planificación, la toma de decisiones o la inhibición de impulsos. Por ello, los adolescentes suelen ser más impulsivos y no valorar las consecuencias de sus actos de la misma forma que lo haría un adulto.

También se producen cambios en las áreas relacionadas con la interacción social, por ello se observa la elevada importancia de los amigos durante esta etapa.

En lo referente al sueño, los niveles de melatonina (hormona del sueño) también varían, por ello los adolescentes tienden a permanecer despiertos hasta más tarde y se encuentran con sueño al levantarse.

Los adolescentes tienen mayor dificultad que los adultos en la regulación del estrés, dando lugar muchas veces a mayores niveles de ansiedad ante las circunstancias de su día a día. Asimismo, tienen mayor capacidad de aprendizaje pues su cerebro está en continuo cambio y crecimiento en esta etapa.

Entender los cambios que ocurren en el cerebro adolescente puede ayudar a los padres a manejar mejor esta etapa.

¿Cómo acompañar a mi hijo adolescente durante este periodo?

La comunicación va a ser un elemento clave para la adecuada adaptación. Algunas pautas importantes para su buen desarrollo:

Escucha activa Poner atención en lo que el adolescente nos comparte y hacer ver que es importante aquello que nos está trasladando.

Empatía Es importante tener en cuenta el momento vital en el que se encuentra, por qué da importancia a cosas que quizá como adultos tienen otro valor.” Ponernos en sus zapatos” desde esos cambios que están viviendo y sintiendo.

 Comunicación asertiva Pueden repetirse patrones de comunicación que se dan en el adolescente, por ejemplo, alzar la voz o ignorar. Estas estrategias no favorecen que mejore la dinámica relacional, hay que comunicarse de forma clara y directa, poner límites, pero con un tono adecuado y desde el respeto.

Comunicación bidireccional Muchas veces en la conversación con el adolescente se busca obtener información y se vuelve un sinfín de preguntas ante las que el adolescente no se sentirá cómodo. Hablar con el adolescente de manera bidireccional favorecerá la confianza, la apertura y reducirá las defensas.

5 películas que abordan la salud mental

29 de agosto de 2025

A lo largo de la historia, el cine ha sido una herramienta para visibilizar problemas de salud mental. A través de los personajes, sus conflictos y vivencias, los espectadores pueden conectar emocionalmente con realidades psicológicas complejas, y a menudo invisibles en la vida cotidiana.

Estas películas no solo permiten observar el malestar desde fuera, sino que también invitan a la reflexión personal. Nos permiten identificarnos, aunque no cumplamos con los criterios diagnósticos de un trastorno mental específico. La clave está en reconocer patrones de pensamiento, emociones o conductas que resuenan con nuestra propia historia.

¿Por qué lloramos con una película si no solemos hacerlo en la vida real?

Es una pregunta frecuente en terapia: ¿Por qué lloro viendo una película si me cuesta llorar en mi día a día? La respuesta está en la empatía.

Al ver una película, nos entregamos emocionalmente a la historia, bajamos las defensas y nos permitimos sentir. A veces, lo que no podemos expresar en la vida cotidiana encuentra una vía de salida en una escena, una música o una frase que nos conecta con experiencias personales no resueltas.

Estas lágrimas no son solo por el personaje. Son tuyas. La película ha tocado algo profundo dentro de ti. Por eso, cuando esto ocurre, puede ser muy útil preguntarte: ¿Con qué parte de mí me ha conectado esta historia? ¿Qué emoción necesitaba salir a la luz?

El impacto del cine en la salud mental colectiva

En los últimos años, hablar de salud mental en los medios se ha vuelto más común, y el cine ha contribuido enormemente a ello. Las películas que tratan trastornos psicológicos con sensibilidad y realismo ayudan a:

  • Romper estigmas sobre enfermedades mentales.
  • Fomentar la empatía y la comprensión hacia quienes sufren.
  • Mostrar que buscar ayuda profesional es valiente y necesario.
  • Inspirar procesos personales de reflexión, cambio o sanación.

Cuando una película se convierte en tendencia, puede tener un efecto social muy positivo, normalizando las conversaciones sobre ansiedad, depresión, duelo o trauma.

5 películas que retratan diferentes patologías de salud mental

  1. Una mente maravillosa(2001)

Basada en la vida del matemático John Nash, muestra cómo convive con la esquizofrenia paranoide. Aporta una visión humana de la enfermedad y de la lucha interna del protagonista.

  1. Cisne negro(2010)

Retrato psicológico de una bailarina que sufre trastornos de ansiedad, perfeccionismo extremo y trastornos disociativos. La película explora la autoexigencia y la fragilidad emocional.

  1. El lado bueno de las cosas(2012)

Trastorno bipolar, duelo, dependencia emocional
Muestra cómo dos personas marcadas por el dolor emocional buscan reconstruir su vida a través del vínculo. Una historia que valida las emociones difíciles y resalta el papel del apoyo interpersonal.

  1. Las horas(2002)

Con tres líneas temporales, muestra la depresión, el suicidio y la lucha interna de mujeres en distintas épocas. Una película profunda, emocionalmente intensa y con un gran valor terapéutico.

  1. Inside Out (Del revés)(2015)

Una joya de la animación que explica el funcionamiento de las emociones básicas y su importancia en el desarrollo psicológico. Ideal para todas las edades y especialmente útil en psicoterapia infantil.

El cine como herramienta terapéutica

Ver una película puede ser más que una experiencia de ocio. Puede convertirse en un acto de introspección emocional. Si una historia te remueve, te invita a pensar o incluso te hace llorar, escúchate. Es probable que esté revelando algo que necesita atención o cuidado.

En muchos procesos psicológicos, las películas se utilizan como recursos para trabajar emociones, facilitar la identificación y abrir conversaciones que pueden ser difíciles de iniciar.

¿Te has sentido identificado con alguna película?

Si alguna de estas historias ha resonado contigo, y sientes que necesitas comprender mejor tus emociones o vivencias, la terapia psicológica puede ayudarte. Trabajar en tu bienestar emocional es un acto de cuidado personal.

Estilos de apego y su influencia en la edad adulta

29 de agosto de 2025

Apego es el vínculo emocional que se establece entre un bebé (desde sus primeros momentos de vida) y su madre/cuidador, basado en la interacción que se establece entre ambos. Mediante este vínculo se cubren las necesidades básicas del recién nacido, su cuidado, así como su desarrollo psicológico y de personalidad.

Este vínculo hará que el niño sienta mayor o menor seguridad para explorar el mundo, enfrentarse a situaciones amenazantes o para establecer otras relaciones sociales. En función del tipo de apego que se establezca, tendrá un efecto u otro en el funcionamiento psicológico posterior de la persona, en su forma de pensar y de sentir.

¿Qué tipos de apego existen?

  • Seguro: el niño percibe incondicionalidad por parte de su cuidador, sabe que está ahí. El cuidador es constante en el cuidado y la comunicación con el bebé, hay una interacción fluida y eficaz. Cubre sus necesidades y permite que el niño interprete el mundo y afronte sus relaciones sociales desde la seguridad y el bienestar emocional.
  • Ansioso-ambivalente: el niño siente inseguridad ante la sensación de intermitencia del cuidador, percibe que a veces está y a veces no está. En lo que respecta a la exploración del mundo, lo harán con escasa relajación y miedo a separarse de la figura de apego. Buscan constantemente la aprobación del cuidador y están muy atentos a posibles separaciones, que son vividas con elevado malestar emocional. Las emociones que prevalecen son el miedo y la angustia.
  • Evitativo: el niño que desarrolla este tipo de apego ha aprendido que no puede contar con su figura de apego, evidencia conductas de distanciamiento emocional y no se observa malestar emocional ante la separación. Sin embargo, a pesar de no manifestarlo, el niño sufre por ello, no se siente valorado ni querido y evita establecer vínculos de intimidad.Pese a perecer muy autónomos e independientes, la realidad es que no esperan nada de los demás, les cuesta mucho entender sus emociones y leer las emociones del resto.
  • Desorganizado: este tipo de apego se desarrolla ante formas de cuidado negligentes o inseguras. Es una forma de apego completamente opuesta al apego seguro. Los niños evidencian conductas inadecuadas, escasa o nula confianza en la figura de apego, por la que incluso pueden sentir miedo. En lo referente a la expresión emocional son niños que manifiestan conductas explosivas, elevada impulsividad, y dificultades en las relaciones con otras personas. Tienen muchas dificultades para vincular afectivamente y para expresar emociones positivas.

¿Qué efectos tiene el estilo de apego en el desarrollo adulto?

El apego seguro permitirá que la persona establezca relaciones interpersonales basadas en la confianza, con un alto grado de implicación emocional. Se sentirán seguras y confiadas, independientes y sin miedo al abandono. Se sentirán valoradas por las personas de su entorno. También facilita que la persona tenga una buena autoestima, y que trabaje activamente para conseguir los objetivos que se vaya planteando en su vida.

El apego ansioso-ambivalente se caracteriza en la edad adulta por la presencia de ansiedad y el miedo a estar solos. Buscan la cercanía de otras personas constantemente, la aprobación externa, pudiendo desarrollar relaciones dependientes emocionales. Se trata de personas que tienen miedo al abandono, especialmente en las relaciones de pareja. Las manifestaciones emocionales más frecuentes son miedo, ansiedad, dudas, dificultad para tomar decisiones, inseguridad, baja autoestima, etc.

El apego evitativo tiene como característica principal en la edad adulta la desconexión emocional que evidencia la persona, tienen dificultades para gestionar sus propias emociones y para entender las de los demás. Sienten escasa vulnerabilidad, debido a que no contactan con sus emociones, se perciben independientes y autosuficientes, con una buena autoestima. Los problemas en la gestión emocional pueden dar lugar a la presencia de alteraciones psicosomáticas, así como también son frecuentes las dificultades en los vínculos más íntimos como pueden ser las parejas.

El apego desorganizado condiciona en gran medida el buen funcionamiento del adulto. Se trata de personas que no comprenden las emociones de los demás (grandes dificultades para empatizar) y han normalizado la agresividad y la violencia (no respeto a personas del entorno). No establecimiento de vínculos afectivos íntimos. Mayor predisposición al desarrollo de alteraciones psicológicas y emocionales.

Cuando puede estar afectando a la forma de interacción contigo mismo, con los demás o con el mundo, es importante realizar psicoterapia para ser consciente de por qué a veces respondes de una forma que no quisieras o que no es de tu agrado y modificarlo. Mediante la psicoterapia el estilo de apego se puede reajustar para adaptarnos mejor a nuestro entorno y tener una mejor relación con nosotros mismos y con los demás.

Mi pareja tiene una adicción, ¿debo quedarme o irme?

27 de agosto de 2025

Las adicciones suelen mantenerse en silencio, tanto por parte de la persona que las padece como por parte de su entorno más cercano. Se trata de una enfermedad todavía muy estigmatizada, difícil de comprender y más aún de aceptar como tal. No es extraño que surjan pensamientos como: “es adicto porque quiso consumir”, “se lo buscó” o “una enfermedad no se elige”. Estas ideas, que suelen estar presentes en familiares y parejas, pueden convertirse en un obstáculo para buscar la ayuda adecuada y para aprender a manejar la situación de manera efectiva.

“Sé que mi pareja consume, pero espero que lo deje”

El primer punto problemático que suele aparecer es este: creer que el principal objetivo es que la persona deje de consumir y que lo haga cuando lo sienta o lo considere oportuno.

Este planteamiento contiene varios errores:

  1. El problema no se resuelve solo dejando de consumir. La abstinencia es el primer paso hacia la recuperación, pero no el único.
  2. Puede haber periodos sin consumo, pero sin tratamiento integral suele haber recaídas. Si no se abordan las causas y síntomas que mantienen la adicción, el regreso al consumo es frecuente.
  3. Esperar a que la persona quiera recuperarse prolonga el sufrimiento. Esta espera puede durar años y generar un desgaste emocional profundo.
  4. La negación forma parte de la enfermedad. La persona con adicción suele minimizar el problema o justificarse para continuar consumiendo.
  5. La ayuda se pide habitualmente cuando ya hay consecuencias graves. Incluso con promesas sinceras de cambio, si no hay compromiso real, la motivación se desvanece.

Por eso, esperar pasivamente a que la pareja tome la decisión de cambiar puede convertirse en una experiencia de frustración y dolor constante, con la sensación de que te engaña o te traiciona, cuando en realidad es la enfermedad la que está dirigiendo esas conductas.

“Pongo límites, pero a mi pareja le da igual”

Cuando se comprende que dejar el consumo no es suficiente y que la recuperación requiere un tratamiento, puede aparecer otro escenario común: confundir intentos de convencer con límites reales.

Las formas de convencer pueden ser muy variadas: discusiones, amenazas, chantajes, súplicas, muestras de afecto exageradas, complacencia, etc. Aunque parezcan acciones firmes, en realidad no son límites, sino estrategias para provocar un cambio en la otra persona. Por lo general, no funcionan y generan una gran fatiga emocional.

En estos casos, lo que muchas veces llega al adicto es el mensaje de que, aunque haya conflictos, la pareja no está dispuesta a irse. 

¿Qué es un límite real?

Un límite es una medida de protección personal. Es una línea que no estás dispuesto a cruzar ni a permitir que crucen, y que marcas para cuidarte a ti mismo, no para controlar al otro.

En una relación con una persona que tiene adicción, un límite auténtico no surge desde la súplica o el enfado, sino desde la claridad: ¿en qué condiciones puedo permanecer en esta relación?

Ejemplos de límites reales podrían ser:

  • “Si no inicias un tratamiento de recuperación, no puedo seguir a tu lado, porque no quiero acompañarte mientras te haces daño.”
  • “Para quedarme necesito que te comprometas con la terapia y asistas regularmente; de lo contrario, sé que todo seguirá igual y no puedo permanecer aquí.”

Un límite es efectivo cuando se sostiene desde la convicción de que, si no hay cambios, la situación seguirá igual y tú no estás dispuesto a aceptarlo.

¿Quedarse o irse?

Tener una pareja con adicción es una situación emocionalmente compleja. El vínculo afectivo hace que la idea de una ruptura sea dolorosa, pero en ocasiones puede ser aún más doloroso permanecer y ver cómo la persona que amas se destruye día a día y te daña, sin que puedas ayudarla realmente.

La decisión de quedarse o irse depende en gran medida de la respuesta de la persona con adicción ante los límites establecidos. Si, después de conocerlos, no está dispuesta a realizar cambios, quedarse implica aceptar que convivirás con alguien en consumo. Volverás al punto inicial de “esperar a que lo quiera dejar”. La clave está en recordar que tus límites no buscan castigar, sino protegerte y que esto también resulta prioritario.

Ansiedad disfrazada de productividad

18 de marzo de 2025

Aunque perseguir metas y buscar mejorar nuestras vidas es algo positivo, hacerlo desde un estado de ansiedad puede traer más perjuicios que beneficios. Detrás de esa obsesión por la productividad puede estar la necesidad constante de evitar el malestar emocional, llenar vacíos o huir de pensamientos difíciles. Pero, ¿cómo identificar si estamos siendo realmente productivos o si estamos alimentando un estado de ansiedad que nos desgasta?

En nuestra sociedad, la productividad se ha convertido en un indicador de éxito personal. Ser productivos y alcanzar objetivos puede volverse el centro de la vida de muchas personas, al punto de sentir que, si no estamos en constante movimiento, no somos lo suficientemente valiosos. Sin embargo, este ritmo frenético muchas veces esconde un problema más profundo: la ansiedad.

¿Qué es la productividad?

La productividad es un término subjetivo y puede variar mucho de una persona a otra. Según la Real Academia Española, ser productivo significa «ser útil o provechoso». Sin embargo, en la práctica, esta definición puede verse distorsionada por la presión social, las expectativas laborales o el perfeccionismo. Para algunas personas, ser productivo significa trabajar largas jornadas sin descanso; para otras, implica cumplir con un número específico de tareas diarias.

Cuando la productividad está ligada a la ansiedad, suelen aparecer señales como estas:

  • Culpa constante: Sentimientos de culpa si no estamos ocupados o si no hemos hecho «lo suficiente».
  • Rechazo al descanso: Considerar el descanso como una pérdida de tiempo, lo que puede generar incomodidad o incluso insomnio al final del día.
  • Exigencia incesante: Imponer estándares de productividad altos todos los días, sin espacio para adaptarse a las necesidades o energía del momento.
  • Falta de equilibrio: Resumir la vida en hacer cosas continuamente, sin espacio para disfrutar momentos de calma, ocio o desconexión.

Si te reconoces en alguna de estas características, es posible que tu productividad esté siendo impulsada por la ansiedad en lugar de un deseo auténtico de mejorar.

Ansiedad camuflada: cómo se manifiesta

La ansiedad no siempre se muestra de manera intensa como ocurre en un ataque de pánico. Muchas veces, se presenta de manera más sutil, como un estado de alerta continuo que se disfraza de hiperactividad o exceso de ocupación. Este tipo de ansiedad sostenida puede tener efectos negativos significativos en tu salud física y emocional.

Cuando vivimos en este estado, es común experimentar:

  • Agotamiento crónico: La constante exigencia puede llevar a sentirnos cansados todo el tiempo, tanto física como mentalmente.
  • Problemas de sueño: La mente no se apaga fácilmente, lo que dificulta conciliar el sueño o descansar de forma reparadora.
  • Dificultad para disfrutar: Las actividades que antes eran placenteras pueden perder su atractivo, ya que se perciben como improductivas.
  • Irritabilidad y frustración: La acumulación de estrés puede hacernos más reactivos ante situaciones cotidianas.

¿Cómo diferenciar entre productividad y ansiedad?

La productividad tiene que ver con encontrar un equilibrio entre el esfuerzo y el descanso, con trabajar hacia objetivos personales sin sacrificar nuestra salud mental. Por otro lado, la productividad impulsada por la ansiedad suele estar cargada de presión interna, miedo al fracaso y una incapacidad para detenerse.

Para distinguir entre ambas, puedes hacerte las siguientes preguntas:

  • ¿Estoy priorizando tareas en función de lo que realmente importa o simplemente llenando mi agenda para sentirme ocupado?
  • ¿Me permito descansar sin sentir culpa?
  • ¿Mis estándares de productividad son realistas y flexibles?
  • ¿Disfruto de lo que hago o todo se siente como una obligación constante?

¿Cómo cambiar estas dinámicas que mantienen la ansiedad?

Si sospechas que tu productividad está ligada a la ansiedad, el primer paso es reconocerlo y darte permiso para cambiar. Algunas estrategias que pueden ayudarte:

  • Darle un nuevo significado al descanso: Entender que descansar no es un lujo, sino una necesidad. Un cuerpo y una mente descansados son más efectivos a largo plazo.
  • Practica la autoobservación: Presta atención a cómo te sientes durante el día. Si notas tensión constante, pensamientos acelerados o incomodidad al descansar, es un indicio de que necesitas bajar el ritmo.
  • Establece límites: Aprende a decir «no» a tareas que no son esenciales y prioriza lo que realmente importa.
  • Busca apoyo profesional: mediante la psicoterapia puedes identificar patrones de ansiedad y trabajar en estrategias personalizadas para gestionar el estrés.

La productividad no debería ser una máscara para esconder la ansiedad. Aprender a diferenciar entre trabajar por pasión y trabajar por presión es esencial para nuestra salud mental y bienestar. Permítete desacelerar, disfrutar del presente y recordar que no necesitas hacer más para ser suficiente. Al final del día, lo más productivo que puedes hacer es cuidar de ti mismo.

BURNOUT, ¿QUÉ ES Y CÓMO PREVENIRLO?

4 de marzo de 2025

El síndrome de burnout, también conocido como agotamiento profesional, se ha convertido en un problema creciente en la sociedad actual. Cada vez más personas que trabajan en entornos laborales de alta presión presentan este trastorno, que afecta su rendimiento y bienestar emocional.

¿Qué es el síndrome de burnout?

El término “burnout” fue introducido por el psicólogo Herbert Freudenberger en 1974. Describe un estado de agotamiento físico, emocional y psicológico causado por un estrés laboral crónico. A diferencia de un cansancio temporal, el burnout afecta profundamente la capacidad de la persona para desenvolverse en su trabajo y en otros aspectos de su vida diaria.

Características principales del síndrome de Burnout.

  • Agotamiento físico y emocional: La sensación de cansancio constante no mejora con el descanso y puede estar acompañada de problemas físicos, como dolores musculares o insomnio.
  • Despersonalización o cinismo: Desconexión emocional del trabajo, lo que puede llevar a actitudes negativas hacia los compañeros de trabajo, clientes o pacientes.
  • Falta de realización personal: Una constante sensación de ineficacia o de que los logros no son suficientes, lo que genera frustración y baja autoestima.

¿Qué causa el Síndrome de Burnout?

El burnout no aparece de un día para otro, ni tiene una única causa:

  • Sobrecarga de trabajo: Exceso de tareas, plazos difíciles de cumplir o una carga laboral que no es proporcional a los recursos disponibles.
  • Falta de control o autonomía: No tener autonomía en la toma de decisiones sobre las propias responsabilidades genera frustración y desmotivación.
  • Falta de reconocimiento o recompensas: La ausencia de recompensas, como ascensos, elogios o simples agradecimientos, puede hacer que el esfuerzo se sienta invisible.
  • Ambiente de trabajo negativo: Conflictos frecuentes, falta de apoyo por parte de superiores o compañeros, o un clima de competitividad extrema.
  • Desalineación de valores: Cuando los valores personales no coinciden con los valores de la organización o el trabajo que realiza.

¿Cómo saber si tengo Síndrome de Burnout?

Es importante identificar los síntomas a tiempo para poder prevenir o tratar el síndrome de burnout antes de que ocasione un deterioro mayor en la salud mental o física. Los síntomas pueden dividirse en:

  • Físicos: Dolores de cabeza, insomnio, problemas gastrointestinales, fatiga crónica o tensión muscular.
  • Emocionales: Sentimientos de tristeza, desmotivación, desesperanza, ansiedad, irritabilidad o apatía.
  • Cognitivos: Dificultad para concentrarse, tomar decisiones o recordar detalles importantes.
  • Comportamentales: Aislamiento social, absentismo laboral, disminución del rendimiento, frustración.

¿Qué hacer si siento que estoy en esta situación?

Resulta una situación compleja que en muchas ocasiones requiere de un acompañamiento profesional para recuperar el bienestar emocional y para, dependiendo de la situación de cada persona, adquirir herramientas que prevengan su aparición posterior.

Además de la realización de un proceso de psicoterapia, existen otros elementos que se pueden tener en cuenta para recuperar el equilibrio emocional en esta situación:

  • Establecer límites claros: Aprender a decir no y gestionar las expectativas de los demás, evitando asumir más responsabilidades de las que se pueden manejar.
  • Fomentar un equilibrio entre trabajo y vida personal: Es crucial dedicar tiempo al autocuidado, la familia, los amigos y los hobbies. No todo debe girar en torno al trabajo.
  • Buscar apoyo emocional: Hablar con compañeros de trabajo, amigos o familiares puede ser clave para manejar el estrés.
  • Practicar técnicas de relajación: Meditación, respiración profunda o mindfulness son prácticas que ayudan a reducir los niveles de estrés y mejorar el bienestar general.
  • Reajustar expectativas laborales: Si es posible, hablar con los superiores sobre cargas de trabajo poco realistas o buscar soluciones para mejorar el entorno laboral.

El síndrome de burnout es una condición compleja que puede tener consecuencias significativas si no se aborda a tiempo. No se trata solo de productividad, sino de preservar tu salud emocional, física y mental. Si crees que estás experimentando síntomas de burnout, es importante buscar ayuda profesional antes de que el agotamiento se convierta en un problema aún mayor, dañando todas las áreas importantes de tu vida.