Los pensamientos obsesivos son esas ideas que se repiten una y otra vez en la mente, a veces generando ansiedad o malestar. ¿Alguna vez has notado que no puedes dejar de darle vueltas a un pensamiento? ¿O que necesitas revisar algo varias veces para sentirte tranquilo?
Estos pensamientos pueden aparecer en cualquier área de la vida: el trabajo, los estudios, la familia o incluso en decisiones pequeñas del día a día. Todos los tenemos en algún momento, pero cuando se vuelven persistentes o interfieren con la vida diaria, es importante aprender a gestionarlos.
¿Significa que tengo un trastorno?
Tener pensamientos obsesivos no siempre implica la presencia de un trastorno psicológico. Es común que personas con tendencia al perfeccionismo o al control experimenten ideas recurrentes relacionadas con la organización, el orden o la planificación.
Cuando estos pensamientos generan malestar significativo, conducen a rituales repetitivos o interfieren con la vida cotidiana, es recomendable consultar a un profesional de la salud mental.
Un psicólogo puede evaluar la situación, diferenciar entre una tendencia normal y un trastorno, y ofrecer estrategias efectivas para reducir la ansiedad y recuperar el control sobre los pensamientos.
Miedo al fracaso y necesidad de control
Muchas veces, los pensamientos obsesivos se mantienen presentes porque sentimos miedo a equivocarnos o fracasar. Para manejar ese miedo, intentamos “tener todo bajo control”, revisando o planificando cada detalle. Algunos ejemplos sobre esta forma de control:
- Revisar varias veces tareas o decisiones.
- Planificar excesivamente.
- Preocuparse constantemente por lo que podría salir mal.
Aunque estas estrategias dan cierta seguridad, a la larga aumentan la ansiedad y refuerzan los pensamientos obsesivos. Tomar conciencia de ello es un aspecto fundamental porque a veces la persona cree que la mejor forma de afrontar sus dificultades es mediante este tipo de patrones que, a largo plazo son muy perjudiciales y pueden desembocar en otras dificultades como trastornos de ansiedad.
Estrategias para manejar los pensamientos obsesivos
- Observa sin juzgar
Intentar eliminar los pensamientos por la fuerza suele hacer que se intensifiquen. En lugar de eso, obsérvalos, evitando engancharte ni reaccionar ante ellos. Esta aceptación reduce la ansiedad asociada.
- Enfócate en el momento presente
Aprender a vivir en el presente ayuda a no quedar atrapado en los pensamientos obsesivos. Algunos ejercicios sencillos son:
- Respirar profundamente y notar cómo entra y sale el aire.
- Concentrarte en las sensaciones físicas de tu cuerpo.
- Escuchar los sonidos del entorno sin analizarlos.
Practicar estas técnicas te permite salir de la espiral de pensamientos y centrar tu atención en lo que ocurre ahora.
- Reestructura tus pensamientos
Uno de los aspectos más complejos de los pensamientos obsesivos es que no solo se repiten constantemente, sino que la persona tiende a sentir que son reales o contienen algo de verdad. Esto provoca un gran malestar emocional, que a su vez refuerza la importancia que les damos y aumenta la probabilidad de que se intensifiquen.
Algunas preguntas que puedes hacerte para tomar perspectiva y reducir su impacto emocional son:
- ¿Qué evidencia real tengo de que esto es cierto?
- ¿Estoy exagerando la amenaza?
- ¿Qué le diría a un amigo en esta situación?
- Distracción consciente
Hacer algo que requiera concentración puede romper la espiral de pensamientos obsesivos:
- Caminar o hacer ejercicio.
- Dibujar, escribir o tocar un instrumento.
- Resolver un rompecabezas o leer un libro interesante.
Es importante que sea una actividad que te resulte atractiva y te distraiga porque de lo contrario, te resultará difícil salir del bucle de pensamiento.
- Busca ayuda profesional cuando sea necesario
Si los pensamientos obsesivos generan ansiedad intensa o interfieren con tu vida diaria, la terapia psicológica puede ayudarte con otras estrategias, además de revisar aspectos emocionales que pueden estar enmascarándose a través de estos pensamientos.